Mi amigo Andrés ha vuelto de Honduras. Y está que no cabe en sí de gozo. Parece que estrena la vida, toda ella llena de esperanza. Es médico y ha aprendido la verdadera medicina: la del trato con la miseria donde la generosidad se convierte en bálsamo.
Mi amigo Andrés ha entregado una parte de su tiempo para irse, en sus vacaciones, a encontrarse, pasando allende el mar, muy lejos de su casa, consigo mismo. Resulta curioso pensar la distancia que tenemos que recorrer algunos para encontrarnos. Él se ha encontrado en los pobres, lugar especial donde Dios aparece más claramente. A tientas andamos en esta vida mientras el servicio a los otros no se nos incrusta, para poder reconocernos, y ser felices.
Mi amigo Andrés, de quien me precio compañero, ha vuelto distinto: ya se sabe. Ahora a sostenerse en este correr sin mucho sentido. Y a transmitir esperanza.
Os pongo una dirección de Blog donde ha publicado una parte de su experiencia. No os lo perdáis.
http://bruto.muzaidin.com/2008/es-honduras/#comment-79207
3 comentarios:
Pedro, es admirable tu generosidad, la sencillez con la que cuentas las cosas, historas de gente que haces tuyas y las transmites, las sigues regalando al resto con una sonrisa. No sólo transmites sino que creas espacios en medio del frío para compartir ciutas y desmanes cerca de un fuego y con un anesete si encarta. La bondad de un hombre está en recibir y entregar lo recibido... bien entendido esto, si sabes lo que quiero decir... en fin, que ha sido un placer este fin de semana, un oasís, donde he podido ver la fotos de Honduras con Andrés y Pedro y acercarme como tú a esas teirras que están tan cerca. Un abrazo.
El anónimo es Dr J... en fin... ya sabes.
Gracias por tu comentario, ahora sólo queda empezar desde el principio y continuar. Nada, ya sabes que eso no me amedrenta.
Publicar un comentario