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miércoles, 30 de septiembre de 2009

La foto y la pildora

Me he resistido a entrar en la polémica de la tan traída y llevada foto que ha llenado tertulias, foros, e-mails y demás. Creo que todo lo que signifique distraernos de lo fundamental, no es más que una pantalla luminiscente que destella para que no entremos en el problema que nos duele. No sólo es la crisis, también la cantidad de propuestas de orden, más o menos, importante y moral, que se nos ponen encima de la mesa.
Ayer escuchaba en la Cope una entrevista a José Blanco en la que decía que era "católico no practicante". Creía, decía él, que una cosa era tener una convicción, a la que no renunciaba, y otra imponer esa convicción a todos. Por un momento estuve perplejo. A ver: si yo pienso, en base a mis convicciones morales y religiosas, que algo está mal (un asesinato, la pena de muerte, la objeción de conciencia al servicio militar, la objeción fiscal, la discriminación por razones de credo religioso, u otras) ¿dice él que no puedo, ni debo, hacer manifestaciones públicas de ello, que no intente cambiar el rumbo de esas normas por considerarlas injustas...? No creo que quisiera decir eso, vamos digo yo. Entonces ¿qué quería decir? Tampoco creo que quisiera indicar que si alguien no estaba de acuerdo con el pensamiento de los gobernantes, debía callarse, porque atentaba contra el orden público y las buenas costumbres...
Estamos ante una serie de propuestas en el orden de lo social que afectan también al orden de lo moral, como no podía ser de otra forma. Y si existe la posibilidad de pensar, con argumentos razonables, técnicos, médicos y filosóficos, que algo atenta contra la vida humana ¿debemos callarnos? Por supuesto que no, aunque los gobernantes hagan siempre lo propio, decir que ellos y solo ellos tienen en su mano la verdad. Siempre ha pasado igual, basta con recurrir a los libros de historia y comprobarlo. La religión ha sido un contrapoder, que en ocasiones se ha equivocado, sobre todo cuando quería ser un poder omnímodo. Pero está bien que algún colectivo se ponga enfrente de los que mandan para recordarles su falibilidad. Y, en este caso, está muy claro lo que pasa:debemos estar de parte de los más débiles.

Para colmo de males, cuando estaba en estas historias, me entero de lo de la fotito y la autorización para administrar en farmacias la píldora postcoital. El Presidente del Gobierno pone el grito en el cielo por la exhibición de fotografías posadas, en actos oficiales y por funcionarios oficiales, de su familia: dice romper un pacto no verbal. No me digan que no es un despropósito: tiene reparos en eso, pero en que las niñas puedan abortar sin el consentimiento y conocimiento paterno, o materno, no. Tiene reparos acerca de que, desde la representación gubernamental que DETENTAN en ese momento, la gente pueda ver cómo van vestidas sus hijas o qué rostro tienen, pero ningún problema ante la cantidad de efectos secundarios que puedan devenir del uso de la píldora del día después. Le molesta el pacto no escrito, pero aquellos escritos en normas y leyes constitucionales que dicen que el aborto NO es un derecho, nada de nada.
Estamos en el reino de los despropósitos.

martes, 22 de septiembre de 2009

Con todo respeto

Este Verano, casi al final, estaba de paseo por la feria de Aracena. Me encontraba en la zona de los "cacharritos". Es justo ese lugar al que deseas llegar cuando eres pequeño, y del que quieres salir inmediatamente cuando eres grande.Para mí el ruido es insoportable. No entiendo por qué razón compiten en ensordecernos, impidiendo que se escuche una música, aunque ésta sea un bodrio..En fín, a lo que iba. Estaba con mis hijos, a ver en qué artilugio querían elevar sus constantes normales de adrenalina, cuando se me acercó un amigo. Lo conozco desde hace tiempo.Es un neoconverso del Islam. Siempre lo reconocía como respetuoso.Al menos conmigo.Pero había empezado ese día el Ramadán y venía eufórico.
"¡Vaya la inversión que os han hecho en Aracena, y en Sevilla!" me espetó. Lo miré perplejo porque no sabía a qué se refería. Creo que se dió cuenta y me lo aclaró: "La Iglesia, sí. La que se ha restaurado en tu pueblo, y el impediemnto que están poniendo en Sevilla para la construcción de la nueva Mezquita". No pongo los exabruptos que dedicó a ambos alcaldes, pero quiso indicarme que España es un país aconfesional y que "eso no se debía permitir".

Bueno, el sitio no era para entrar a discutir sobre temas políticos o teológicos, y a mí me dejó el regusto de una yihad de bajo nivel. No le dije nada importante al respecto, sin embargo le he dado vueltas al asunto. Y se me ocurre que hay muchas ocasiones en las que he escuchado esa recurrente idea de la aconfesionalidad del Estado Español. Creo que la gente no se ha leído la Cosntitución Española, porque ahí se hablan diversas cosas:

"Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y con las demás confesiones", Constitución española de 1978, art. 16.3.

Esta mención expresa no es baladí. Hay un reconocimiento histórico y cultural de la influencia del pensamiento cristiano y católico en la sociedad. Sin embargo habla también de las otras confesiones. Muchas de ellas, que protestan de la influencia de la Iglesia Católica, se benefician de los mismos beneficios que ella: tanto de la Constitución como de la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa.Tanto en materia de culto, organización o privilegios en todos los ámbitos estatales.
No deja de sorprenderme que algunas de estas religiones acusan a la católica de beneficiarse de normas del Estado Español, y me pregunto si acaso no es porque ellas desean lo mismo, pero ni su número de fieles, ni su influencia, ni su deseo de continuar en la misma forma pacífica de estructuración del estado aconfesional se lo permiten.Me pregunto si el Islam, por ejemplo no querría mejor un estado confesional islámico español, o si existe esa posibilidad en los países musulmanes. Me pregunto si no hay una especie de inquina histórica que no está debidamente saneada. Hoy las cosas no son como en el pasado, aunque sea un poco inmediato. Ya han cambiado y el marco de convivencia ciudadana no debe olvidar la sensibilidad, la tendencia arraigada en las formas, tradiciones y pensamiento de sus ciudadanos cuando a profesión religiosa se refiere.
El respeto a lo que la mayoría intuye como bueno es necesario para poder vivir en armonía. Es una verdad de perogrullo, pero los neoconversos, creyentes o ateos, son un morlaco sin embridar, que pueden querer imponer sus creencias a todo aquel que no confiese sus asertos.
Todo esto dicho, naturalmenbte con todo respeto.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Empezamos

Bueno, yo ya lo he hecho hace unos días. En el curro de la enseñanza, vamos. En las otras cosas no he descansado. Pero a lo que voy. La administración nos ha regalado a los profesores de Religión, y para variar, un comienzo de curso en el que no se aclaran.
Me explico: Este Verano nos hicieron ir a la Delegación para empezar a baremarnos, según la fórmula habitual. Publicaron las listas y ¿saben Ustedes para qué sirven?, Pues para bien poco, porque ellos las tienen en cuenta con intermitencia: ahora sí, ahora no.
Al empezar el Curso nos hemos encontrado con la desagradable sorpresa de no saber cómo iban a ser nuestros horarios. Es más, servidor, a día de hoy, no sabe exactamente cuántas horas imparte en cada Centro. Pero a ellos le importa bien poco la dignidad del trabajador. Y espero que no modifiquen contratos, saltándose a piola el Estatuto de los Trabajadores, sin consultas sindicales, ni con los interesados y a la baja...que ya hemos ganado en algunos tribunales de lo laboral.
Hay que tener muy poca dignidad política para querer aburrir al personal que imparte la Asignatura de Religión porque tienen u¡incapacidad política para eliminarla. Hay que ser un cobarde militante para no enfrentarse a la realidad, terca y contumaz, de la elección de los padres y alumnos de esta asignatura mientras se le ahoga administrativamente.
Si creen que nos vamos a callar, se equivocan, nos quedan más de cuatro tortas para echarnos de lo público. Si antes no caen ellos...