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martes, 26 de febrero de 2008

Justicia y paz

La Comisión de Justicia y Paz, de Sevilla, publica periódicamenteunos papeles de reflexión, que ayudan a los cristanos a reflexionar ante determiados acontecimientos. A veces es el paro, o la inmigración, otras veces se refiere a otros campos sociales o de marginación. Sus juicios suelen ser ponderados y acertados. Con ocasión de las elecciones, han enviado esto, que me parece muy interesante.
Los cristianos tenemos la obligación moral de formarnos, de estar en continuo porceso de reflexión, porque la conciencia, tabernáculo sagrado donde el hombre se encuentra con Dios, dictamina nuestro actuar. Estamos libres frente a los acontecimientos y nuestras decisisones, que manan del encuentro interior entre evangelio y conciencia personal, van a decidir, en ocasiones, las líneas maestras en las que se va a mover la sociedad.




Comisión Justicia y Paz (Opinión)

Delegación Diocesana de Orientación Social
Sevilla
Registro n° 431 /08
FEBRERO 2008

DECÁLOGO PARA UN TIEMPO DE ELECCIONES
Llegan las elecciones y toca pensar en qué hacer para que nuestro comportamiento se corresponda con el de un ciudadano responsable, con el de un cristiano comprometido con su tiempo. Por eso, desde las líneas que siguen, queremos ofrecer, como en otras ocasiones, elementos para el análisis y la reflexión sobre el comportamiento de candidatos y electores.
Así, te presentamos un decálogo que, contra las posturas más habituales, ofrece la alternativa de un mejor comportamiento:
1. El tiempo de elecciones es un tiempo en el que florecen las ofertas, las gangas... Como en un mercado,los candidatos ofrecen todo un conjunto de beneficios o ventajas para el consumidor, para el elector,muchas veces, no como fruto de las posibilidades que contienen sus propios proyectos, sino simplemente para mejorar la oferta del adversario.
Por ello, estimamos que, contra la promesa fácil de los candidatos, el elector debe considerar la confianza que le inspire su compromiso para el cumplimiento responsable de los programas
y la valoración de su comportamiento.

2. El tiempo de elecciones suele ser ocasión para la descalificación y el insulto a los contrarios,simplificando los mensajes y utilizando etiquetas que ya deberían estar superadas como, izquierdas versus derechas, reaccionarios-progresistas, fascistas-antifascistas...
Por ello, desde una actitud respetuosa con los oponentes, contra el vicio de la descalificación y el ataque al adversario, debemos valorar un comportamiento centrado en la defensa y la justificación de los propios programas.

3. Hoy vivimos un tiempo en que, a falta de convicciones y valores más profundos y contrastados, se percibe una credulidad y simpleza generadora de hombres y mujeres cándidos y fáciles de seducir. Por ello, contra la admiración excesiva, simple y poco crítica de los líderes avalados por los medios de comunicación, proponemos el apoyo de trayectorias comprometidas con la mejora de los derechos de todos.
¿Y qué mejor contraste y de mayor confianza para los cristianos que la evaluación de esas trayectorias a la luz del Evangelio?

4. También echamos de menos en estos días de campaña, caracterizados por un ambiente de mayor crispación, que con frecuencia cae en el insulto, la serenidad de una crítica reflexiva de las posiciones del adversario.
La crispación nace de entender que la mejor defensa de nuestras "verdades" se logra destacando los "errores" del otro; Por el contrario, la serenidad nace del fundamento y la confianza en nuestros propios argumentos. ¿A qué obedecerá la actitud de quienes desean ganarse el favor de los electores suscitando la crispación, sino a la debilidad de sus propios argumentos?

5. Llegado el día de las elecciones, contra la irresponsabilidad o el pasotismo de quienes se
abstienen, y desde la defensa del compromiso social del cristiano, nos parece obligada nuestra participación, al menos como votantes. Antes de denostar la política y los políticos, debemos pensar que son indispensables para la democracia y que son un reflejo de la sociedad y de todos nosotros.
Elegir es una acción indelegable, y parece aconsejable para el mejor gobierno, que la fuerza política ganadora nos represente a "todos", no sólo a sus votantes y afines. Por ello, contra la abstención, parece recomendable el ejercicio responsable del derecho y la obligación de participar, incluso con el voto en blanco.

6. En un tiempo de superficialidad, contra el voto fácil y visceral, ¿qué mejor respuesta que la reflexión y el análisis de los programas ofrecidos?
Es obligación del cristiano ahondar en los programas electorales y no quedarse en los titulares, porque la profundización es un vehículo de paz

7.Insertos en una cultura que exalta el éxito, la suerte y e! saber aprovechar las oportunidades, contra el"oportunismo" de quienes calculan la ocasión conveniente, anteponiéndola a la defensa de la verdad y la justicia, el ciudadano responsable debe oponer un voto soportado en convicciones ideológicas y morales, así como en la valoración de la ejecutoria de quienes reclaman nuestro voto.

8.Tras el recuento de votos, antes que el reconocimiento de las virtudes del contrario, los ganador exponen énfasis en la exaltación de su victoria. ¿No sería mejor ponderar las dificultades de un triunfo en buena lid que destacar los defectos del contrario?
Un comportamiento de esta naturaleza, denotaría el respeto que nos merece el elector como ciudadano que decide y la limpieza del proceso, por encima del desprecio que nos merece el contrario.

9. Por su parte, los perdedores, contra el reconocimiento de la victoria de quienes han merecido la confianza de los votantes, hacen una interpretación interesada de los resultados, maquillando su derrota.
¿No sería más honesto reconocer que, en democracia, la mayoría obtenida procede del legítimo derecho de todo ciudadano a expresar su opinión?

10. Por fin, pasadas las elecciones, ¿contra la exclusión del derrotado, no sería aconsejable la invitación a su participación en las tareas públicas de mayor trascendencia como la educación,la política antiterrorista, la planificación de recursos hidráulicos...? ¿No sería aconsejable tener claro que la"cosa pública" es de todos, que el alcance de estas actuaciones supera a la legislatura y que deben construirse sobre el consenso y el interés de todos?
Y agotado el decálogo, concluimos haciendo un par de observaciones, de mayor interés en la medida en que nos sintamos miembros de una Iglesia comprometida con el reino de Dios en la tierra:

  1. Parece obligado para los cristianos, Constatar desde la práctica, el respeto y promoción de los derechos individuales y sociales a la luz del Evangelio.
  2. Y de igual modo, siguiendo siempre la recta conciencia, procurar conocer directamente la orientación de la Iglesia sobre las elecciones/ sin quedarse en los titulares o frases aisladas.

La opinión pública es fundamental en el seno de la sociedad, también en el seno de la Iglesia. Pío XII la definía como el eco natural, la resonancia común más o menos espontánea, de los sucesos y de la situación actual. No es infalible ni siempre absolutamente espontánea. La opinión pública se forma y, por ello, necesita información veraz y suficiente.

lunes, 25 de febrero de 2008

hay días...

El cielo se vuleve un enlosado de grises sucios, marrones y tristezas. Por eso llora, o algo así. O si acaso son mis ojos, que se enturbian. Y es que hay días en que uno no está para nada. Nos abruman los enseres del alma, con los que hemos llenado el vacío. Nos duelen los muebles rotos, y las amenazas de deshaucio, sobre todo aquellos que se refieren a nuestra compañía. El alma coge también artrosis y esto, que es signo del tiempo, nos llaga porque no llegamos donde quisimos, ni estamos donde queremos. Nada es igual porque nunca se pareció a lo que soñamos, o a lo que imaginamos en las noches en que no podíamos dormir y recompusimos las historias. A veces la ilusión parece una apretura, una huida hacia adelante para no dejarnos coger por el miedo de lo que pueda venir.
Sostenerse es la heroicidad que se nos pide, sostener el paso y la mirada, y la esperanza. Porque no podemos dar prioridades en todos los cruces, ni estamos programados para saber todos los posibles, sólo nos queda sujetar las riendas de los que somos y sacar el mejor partido a este ahora. Aunque sea doloroso.
Soy feliz y quizás me asusta, como cuando temes un dolor de cabeza después de una juerga. Quiero mirar por debajo de la mesa, a ver si la vida hace manitas conmigo. Confieso que me da miedo, por si me pide más. Sí, lo sé, ¡tengo tanto!, pero este dolor del alma no se si es una pifia de mi enorme ombligo, o una descarga electrica que me vuelva hacia lo que me alumbra.
Mientras tanto, miro al cielo y me identifco con el gres oscuro y sólido que pesa sobre mí.

viernes, 22 de febrero de 2008

El "If" de Rudyard Kipling

Siendo un adolescente, llegó a mis manos, proveniente de la literatura emparentada con lo Scout que leía entonces, este poema bellísimo de Kipling. Su libro "Las tierras vírgenes" es magnífico, pero la sabiduría que emana de estos versos es universal e impresionante.
Me sirvió, y aún me sirve. Este modelo de comportamiento que presenta es, para hoy, un reto. Sobre todo para muchos jóvenes que deambulan un poco perdidos sobre cómo andar por la vida.
Ahí va para que se disfrute.

IF( Si...)
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,cuando todo a tu lado es cabeza perdida.

Si tienes en ti mismo una fe que te niegan y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.

Si engañado, no engañas.
Si no buscas más odio, que el odio que te tengan.
Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres.
Si al hablar no exageras, lo que sabes y quieres.

Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si alcanzas el TRIUNFO ó llega tu DERROTA,y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,a pesar del sofisma del Orbe encanallado.

Si vuelves al comienzo de la obra perdida,aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas de un golpe y lleno de alegría,tus ganancias de siempre a la suerte de un día,y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,sin decir nada a nadie lo que eres, ni lo que eras.
Si logras que los nervios y el corazón te asistan,aún después de su fuga, en tu cuerpo en fatiga,y se agarren contigo, cuando no quede nada,porque tú lo deseas, lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas la virtud.

Si marchas junto a Reyes, con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman, y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,de sesenta segundos, que te llevan al cielo.

TODO lo de esta Tierra será de tu dominio,
Y mucho más aún ...
¡ Serás un HOMBRE, hijo mío !

jueves, 21 de febrero de 2008

La oración del corazón o del nombre de Jesús


Hace tiempo tuve la ocasión de asomarme a un libro cuya lectura me reportó mucho: "El peregrino ruso", un libro anónimo del siglo XIX, en el que se relatan las experiencias de un hombre que busca encontrarse con Dios.
Me aportó un montón de datos y un camino que, desde entonces, he emprendido. Hay una grata introducción a la Filocalia, al método hesycasta, y a la oración del corazón.
La oración del corazón, o del nombre de Jesús, se basa en la repetición del nombre de Jesús, o de alguna frase evangélica que resuma tu estado vital, armonizada con la respiración, bien la triangular, bien la cuadrángular. Es sencilla, muy sencilla, y ahí reside su grandeza. La intención de la misma es acallar la mente, acompasar la respiración, y utilizar el nombre de Jesús como una forma de sanación.
En un momento en el que el relato discursivo, o la búsqueda de la impresión de los sentidos llena las formulas oracionales, la oración del corazón la simplifica, volviéndola a su objetivo primordial: el encuentro con Jesús, el Amado.
El libro no tiene grandes pretensiones literarias, sino que quiere ser una ventana que te ayude a asomarte a un método, cuya intención fundamental es abrirte al mundo de la oraación continua o, dicho de otro modo, a la unidad íntima con Dios.
Mucho hemos de aprender de los ritos orientales, que se esforzaron por procurar estos métodos, hechos para todos los hombres, los cultos y los incultos, los iniciados o los no iniciados. Creo que una de las cosas fundamentales puede ser la de devolver a Dios el puesto principal que debe ocupar en la vida de quien se considere buscador del mismo. No uno periférico, a modo de apósito, sino el eje en el que gira toda nuestra vida.
Os animo a que lo leais, es fácil de encontrar, de todas formas, os ofrezco un vínculo en el que podéis descargarlo.
http://www.sapiens.ya.com/webdiosteama/2005/EL%20PEREGRINO%20RUSO.pdf

lunes, 18 de febrero de 2008

Sábado 16 de Febrero de 2008

Este Sábado tuvimos en casa un momento precioso de crecimiento. Estuvimos reflexionando sobre la importancia de la oración. Especialmente en este tiempo de Cuaresma.
Además de hablar de la necesidad en cualqueir tiempo y lugar, y de los preambulos necesarios, estuvimos exponiendo varias fórmulas oracionales.
Os voy a citar las que vimos, además de sugeriros algunos enlaces en los que podéis encontrar mucha información.
1.- Lectio divina:
http://www.discipulasdm.org/biblia/lectio_divina/lectio_divina_metodo.htm
2.- Oración del corazón u oración de Jesús:
www.oracioncatolica.info/nombredejesus.php
3.- Liturgia de las Horas:
4.- Eucaristía

miércoles, 13 de febrero de 2008

Hacia la Pascua

Andamos arremangados, a ver si nos convertimos. Nos lo recuerda el tiempo de preparación en el que estamos porque, sin lugar a dudas, el espíritu es una de las categorías humanas necesitada, hoy, de más atención.
Es verdad que primero, como sostén, tenemos el cuerpo. Bueno, y también como vehículo, o como realidad que nutre y da consistencia al ser. No tenemos un cuerpo, podemos decir mejor que somos un cuerpo. Quizás durante mucho tiempo, influido por determinadas filosofías, se le consideró como cárcel del alma. Como un peso. No se entendía como una realidad necesaria e intrínsecamente unida al ser. Había una especie de divorcio y de sospecha. El cuerpo era el enemigo. Y, naturalmente, todos los apetitos, o lo que pudiera dar placer, o quizás unas sensaciones placenteras, eran considerados como sospechosos, como diabólicos. Obviamente, esto que expongo, no es más que una simplificación y, por tanto, una visión reduccionista de la historia del pensamiento y de la cultura. Pero puede servir para hacernos una idea. De esta perspectiva surgía una determinada espiritualidad y una forma de cumplir lo que Dios quería para cada hombre y cada mujer. Hoy nos encontramos con una fórmula más integradora de la persona, considerándola un todo. Por lo menos en la mayoría de las veces.
Sin embargo, lo que creo que aportamos de distintivo a lo que llamamos ser hombre es, precisamente, aquello que nos hacer ser autoconscientes de nuestra diversidad y de nuestra originalidad.
El espíritu, esa categoría única del ser humano, está constantemente reclamando nuestra atención. Cierto es que, muchas veces, estamos en las ramas de un bosque de necesidades que confundimos con lo prioritario. Pero resulta que, superadas todas las carencias primarias que nos acucian, se abre paso en nuestra interioridad la gran pregunta sobre lo que somos realmente nosotros. Está aletargada, o esperando poder salir, aquella primordial identidad que se cuestiona qué hacemos aquí, adónde conducen nuestros esfuerzos, qué ponemos primero, qué se lleva todas nuestras energías…No es más que aforar el pozo de nuestra riqueza lo que pide nuestro inmenso caudal de ser.

La Cuaresma es un buen momento para ello. Para caer en la cuenta sobre la necesidad que tenemos de entrar en el espacio sagrado de nuestra esencia y, con paciencia y mimo, cambiarla hasta hacerla más de Dios. Tarea nada fácil, pero cuya recompensa nos traerá más felicidad - o plenitud - que todos los chismes que podamos acumular. Una invitación cíclica a volver a las fuentes del ser, que encontramos en Jesús, para poder hacer el mundo a la medida de Dios Padre. Cuaresma es el periodo de desierto que nos corresponde en cada aquí y en cada ahora. Porque sólo desde un espacio reservado para entrar en el centro de nosotros, podemos afrontar la gran tarea de ser hombres y mujeres completos. No hay complicación, sólo tiempo. Un tiempo que se vuelve infinito porque se repite para ir profundizando, como una enorme barrena de rosca, y airea las entrañas para purificarlas. Esta enorme taladradora es la Palabra de Dios que escarba y rompe, despierta y llama. Y lo hace allí donde escondemos rastros de la tiranía que ejerce el, llamado, hombre viejo en nosotros.

La Iglesia, ha ido acumulando, a través de los siglos, mucha sabiduría sobre cómo sucede el crecimiento interior en las personas. Los místicos que han aparecido en su seno aportaron apreciaciones, caminos, y visiones que han ido enriqueciendo ese caudal. Y uno de los elementos que nos sirve es el de entender el tiempo como un ciclo en el que nos insertamos para que, asemejando la forma de una espiral, nos vayamos acercando cada vez más al centro del Misterio. La Cuaresma nos vuelve, insistentemente, a poner sobre aviso de la precariedad de nuestros cambios, si estos no van envueltos en la constancia y en la apertura a la Transcendencia. O, dicho de otra forma, acercarnos a Dios a través de Jesús nos obliga a sudar la camiseta. Y también a confiar en la capacidad regeneradora y paciente que Él tiene sobre nosotros.

Porque resulta innegable que hemos puesto mucho esfuerzo de nuestra parte. Y en muchas ocasiones. Pero no se han dado los resultados apetecidos. O bien hemos confiado sólo en el poder divino para que termináramos en la santidad deseada. Ahora se convierte en tiempo de salvación porque no es sólo humano, sin también divino. Entrar en el hondón del ser es reconocer la interacción que se da, a escala interior, entre nuestra limitación y la inmensidad, entre Dios y el hombre. En esa batalla estamos, pero también en esa victoria. La humildad de nuestro ser criatura nos conduce hasta el Creador; y el reconocimiento de nuestra finitud en el mejor impulso hacia la perfección. Ni nosotros, ni Dios, se han convertido en los enemigos contra los que tenemos que contender. Somos nuestros mejores aliados, Dios es nuestro mejor asociado.

Por eso, entrar en este tiempo, puede resultarnos tedioso sólo si vamos a él con la repetición machacona de nuestros fracasos. Pero si lo intuimos como un tiempo de gracia, vamos a poder abrirnos a toda su riqueza. En el fondo estamos esperando la reparación de nuestras heridas y, en la aceptación de ellas está la posibilidad de la curación. Dios es, a la vez, un bálsamo y un acicate para que las podamos superar. Nosotros somos protagonistas y espectadores.

Según nos recuerda la Escritura, este tiempo se convierte en el desierto y en el silencio, al que somos llamados antes de la misión. Necesaria porque puede habitarse, esta soledad árida y espesa, es el umbral para introducirnos en la auténtica realidad. Esta se encuentra allí donde el hombre se termina entendiendo a sí mismo en íntima unión con sus carencias y su Dios; su tarea y su ignorancia de los fines con los que acometerla; su verdad y su mentira. Y, aleteando siempre sobre estas aguas primordiales, el Espíritu divino que puede convertir las carencias en fuerza.

Invitación, pues, a cuidar el tiempo en el que podemos empezar a ser. Y a habitar este tiempo no como sobrevenido, sino como sobreabundancia. Sería bueno estar en él, con la serenidad de que podemos hallar nuestra identidad a través de nuestra itinerancia. Y al Amado en ese encuentro.
Pedro Barranco©2008

viernes, 8 de febrero de 2008

Cuaresma





Andamos arremangados, a ver si nos convertimos. El espíritu es una de las categorías humanas necesitada, hoy, de más atención.
Primero, como sostén, el cuerpo. Bueno, y como vehículo, y como realidad que nutre y da consistencia al ser. No tenemos un cuerpo, somos un cuerpo.
Pero lo que creo que aportamos de distintivo del ser hombre es, precisamente, eso: que nos hacer ser autoconscientes de nuestra diversidad y originalidad.
El espiritu, esa categoría única del ser, está constantemente reclamando nuestra atención. La Cuaresma es un buen momento para ello. Para caer en la cuenta de la necesidad que tenemos de entrar en el espacio sagrado de nuestra esencia y, con paciencia y mimo, cambiarla hasta hacerla más de Dios. Tarea nada fácil, pero cuya recompensa nos traerá más felicidad - o plenitud - que todos los chismes que podamos acumular.
Una invitación cíclica a volver a las fuentes del ser, que encontramos en Jesús, para poder hacer el mundo a la medida de Dios Padre.

jueves, 7 de febrero de 2008

Razones para creer

Tiene guasa que ahora el tema de la política se convierta en un aserto de fe. Aunque, por los derroteros que van tomando las cosas, a lo mejor es necesario construirse un discurso intelectual para intentar explicarse lo inexplicable.

O, lo que es peor, nuestros líderes políticos decidan convertirse en iluminados de una fe laica, que pretende el conocimiento total de la realidad y su explicación, desde la postura única e indiscutible de su sabiduría intelectual y moral. Para echarse a temblar, cuando menos.

Y es que no saben que la “cosa pública” es de todos y deben respetarse todas las ideas. Todas. Y, sobre todo las mayoritarias. Pero estos pasan como elefante en cacharrería.

Creo que están jugando al difícil juego de que tienes que creerme a mí y sólo a mí. Como en el Parlamento, que pisotea las conciencias por eso de estar obligado a la disciplina de voto. O todo o nada. Esa es una tentación totalitaria del Estado que quiere sustituir todo el entramado social para convertirse en el dueño absoluto de las conciencias. Nuevo no es, desde luego. Ya ha habido otros intentos.

Pues que repiquen las campanas sin autorización municipal, como augurio de la rebelión en ciernes. Y si preguntan por quién fue, que contesten que Fuenteovejuna. Me esta llegando al hartazgo tanto memo suelto con ínfulas de ayatolá, que estropea los mejores discursos políticos con su supremacía inútil, infantil y retrógrada. Nos vamos a reunir hasta en las catacumbas del siglo XXI contra tanta legislación que impide la libertad ciudadana de discrepar. ¿O es que no saben que la política democrática es el arte de discrepar para que nadie sea un iluminado reyezuelo?

Que no, que un partido político no debe insultar la sensibilidad de los que creen, por muy valorado, votado o ninguneado que sea. No quiero que mi dinero vaya a financiar a esos partidos ¿puedo hacer objeción fiscal a eso? ¿Dónde se pone la cruz en la casilla de la declaración de la renta para financiar a esas nuevas religiones?

Sólo tengo el poder de mi voto. Eso sólo, pero lo voy a utilizar para que no vuelvan a construir pabellones que se caen, dineros que se pierden o mentiras que se perpetuan.