Tiene guasa que ahora el tema de la política se convierta en un aserto de fe. Aunque, por los derroteros que van tomando las cosas, a lo mejor es necesario construirse un discurso intelectual para intentar explicarse lo inexplicable.
O, lo que es peor, nuestros líderes políticos decidan convertirse en iluminados de una fe laica, que pretende el conocimiento total de la realidad y su explicación, desde la postura única e indiscutible de su sabiduría intelectual y moral. Para echarse a temblar, cuando menos.
Y es que no saben que la “cosa pública” es de todos y deben respetarse todas las ideas. Todas. Y, sobre todo las mayoritarias. Pero estos pasan como elefante en cacharrería.
Creo que están jugando al difícil juego de que tienes que creerme a mí y sólo a mí. Como en el Parlamento, que pisotea las conciencias por eso de estar obligado a la disciplina de voto. O todo o nada. Esa es una tentación totalitaria del Estado que quiere sustituir todo el entramado social para convertirse en el dueño absoluto de las conciencias. Nuevo no es, desde luego. Ya ha habido otros intentos.
Pues que repiquen las campanas sin autorización municipal, como augurio de la rebelión en ciernes. Y si preguntan por quién fue, que contesten que Fuenteovejuna. Me esta llegando al hartazgo tanto memo suelto con ínfulas de ayatolá, que estropea los mejores discursos políticos con su supremacía inútil, infantil y retrógrada. Nos vamos a reunir hasta en las catacumbas del siglo XXI contra tanta legislación que impide la libertad ciudadana de discrepar. ¿O es que no saben que la política democrática es el arte de discrepar para que nadie sea un iluminado reyezuelo?
Que no, que un partido político no debe insultar la sensibilidad de los que creen, por muy valorado, votado o ninguneado que sea. No quiero que mi dinero vaya a financiar a esos partidos ¿puedo hacer objeción fiscal a eso? ¿Dónde se pone la cruz en la casilla de la declaración de la renta para financiar a esas nuevas religiones?
Sólo tengo el poder de mi voto. Eso sólo, pero lo voy a utilizar para que no vuelvan a construir pabellones que se caen, dineros que se pierden o mentiras que se perpetuan.
5 comentarios:
Hoy escuché en la radio: "La libertad no permite que se ataque a la libertad". Como te comenté hace unos días, Pedro, creo que el péndulo ya ha llegado demasiado lejos. ¡Normalicemos la política, la democracia y la convivencia en este (ese) pais de una vez, por Dios!
(Jose A)
Gracias Jose Antonio:
¡que curioso que la distancia no sea un impedimento para estar cerca!
Es cierto, no sé si Hegel y Marx tenían razón en eso de la Historia como dialéctica, o como ley del péndulo, pero lo cierto es que parece que tocan tiempos donde poner serenidad, mejor que enfrentar.
Habrá que enseñarles a todos que el mejor ejemplo de responsabilidad es saber pensar de forma autónoma y sin crispación.
Esto vale para todos.
Pedro
Tu deformación docente te delata, hermano: "Habrá que enseñarles a todos que el mejor ejemplo de responsabilidad es saber pensar de forma autónoma y sin crispación".
Largo me lo fiais, caballero. Por desgracia, el péndulo, como los puentes anteriores a 1940, pueden un buen día entrar en resonancia hasta quebrar, como le pasó al Puente de Tacoma.
Esperemos que tu espíritu docente se transmita, sobretodo, a aquellos que tienen la responsabilidad de enseñar a la sociedad a utilizar la libertad para el bien de todos, y no para satisfacer sus objetivos políticos, mezquinos y cortoplacistas.
(Jose A.)
Buenas tardes (y perdón por la intromisión).
Soy amigo de José Ant. y me invitó a visitar el post y... no he podido resistirme.
Me molesta, desde hace un tiempo más, que se atice a todo aquel que no se alinea con las consignas del poder.
Una cosa es no aceptar las ideas del otro, pero de ahí a no respetarlas y humillarlas creo que se están pasando.
Estamos creando una sociedad de aborregados sin consciencia individual, de necios inútiles que no es que no se atrevan a replicar... ¡ES QUE NO SABEN RAZONAR POR ELLOS MISMOS!
Miedo me da y creo, desde hace tiempo, que esto va a dar un pendulazo. Ya lo vimos en Suecia no hace mucho pero, ay, esos son civilizados.
Saludos y hasta pronto.
Paco Eloy
No hay que pedir perdón, amigo.Muy al contrario, esto se hace vivo si sabemos compartir.
En esto andamos, en crear canales de comunicación que no se nos muestren irritados, o que nos condenen.
Un abrazo
Publicar un comentario