En verano parece que se para todo, pero no. Lo único, si acaso, es la Seguridad Social, que cierra el grifo, y Hospitales, y médicos. Mejor no ponerse enfermos y rezar a todos los santos para que no nos pase nada.
En verano parece que todo el mundo se tiene que ir de vacaciones, pero no. Hay gente que se emplea a fondo para ponerse en marcha hacia los otros, y renuncia a su descanso. Una delicia.
Parece, y digo parece, que el verano no nos quiere dejar tranquilos y las desgracias se ciernen sobre el universo de la misma manera que siempre. Entonces hay quien mira al cielo por primera vez para reclamar un sentido y una explicación. El corazón tampoco descansa.
En verano parece que el olor a sal y arena, o a aire limpio, o a postal de sitios exóticos es lo que prima, pero no. Hay millares de seres que las pasan canutas en sus sitios haciendo lo posible por sobrevivir. La opulencia de los ricos es un constante insulto.
Y en verano se me paró un pocp el blog, pero no son vacaciones, oiga. Es que me desconecto de internet, a ver si me saneo un poco. Pero quedan los amigos. Eso, no se apaga en el verano.
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