A continuación os dejo una catequésis sobre el compromiso que se usó en el Encuentro Jóvenes del Rocío. Por si os sirve:
Documento:
a) Fundamentación bíblica:
“Nació en una pequeña aldea, hijo de una mujer del campo.
Creció en otra aldea donde trabajó como carpintero
hasta que tuvo 30 años.
Después, y durante tres años, fue predicador ambulante.
Nunca escribió un libro. Nunca tuvo un cargo público.
Nunca tuvo familia o casa. Nunca fue a la universidad.
Nunca viajó a más de trescientos kilómetros de su lugar de nacimiento.
Nunca hizo nada de lo que se asocia con grandeza.
No tenía más credenciales que él mismo.
Tenía sólo treinta y tres años cuando la opinión pública se volvió en su contra.
Sus amigos le abandonaron.
Fue entregado a sus enemigos, e hicieron mofa de él en un juicio.
Fue crucificado entre dos ladrones.
Mientras agonizaba, sus verdugos se jugaron sus vestiduras, la única posesión que tenía.
Cuando murió fue enterrado en una tumba prestada por un amigo.
Han pasado veinte siglos, y hoy es figura central de nuestro mundo,
factor decisivo del progreso de la humanidad.
Ninguno de los ejércitos que marcharon,
ninguna de las armadas que navegaron,
ninguno de los parlamentos que se reunieron,
ninguno de los reyes que reinaron,
ni todos ellos juntos, han cambiado tanto la vida del hombre en la tierra
como esta Vida solitaria”.
(Poema anónimo)
1.- Este poema nos sirve para enmarcar la persona de Jesús, que es el origen de nuestra fe y la meta de nuestra vida, en la historia particular, la suya, y en la universal. Seguimos a un hombre que fue capaz de marcarla con trazos gruesos de transformación y cambio. Seguimos a alguien que esperó, pero también que hizo posible aquello que esperaba a través de una acción sencilla en medio de su gente.
Seguimos a alguien cuyo mensaje es de una simplicidad divina: el amor es la comunicación misma con Dios. Y este amor gesta una realidad nueva. Este amor es una forma de ser de Dios. Y este perfil, el de ser de Dios con los hombres, lo vemos reflejado en el concepto Reinado de Dios. Como dice el Papa en su Carta Encíclica Deus est Caritas:
“La Iglesia es la familia de Dios en el mundo. En esta familia no debe haber nadie que sufra por falta de lo necesario. Pero, al mismo tiempo, la caritas-agapé supera los confines de la Iglesia; la parábola del buen Samaritano sigue siendo el criterio de comportamiento y muestra la universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado encontrado « casualmente » (cf. Lc 10, 31), quienquiera que sea. No obstante, quedando a salvo la universalidad del amor, también se da la exigencia específicamente eclesial de que, precisamente en la Iglesia misma como familia, ninguno de sus miembros sufra por encontrarse en necesidad. En este sentido, siguen teniendo valor las palabras de la Carta a los Gálatas: « Mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe » (6, 10).” (Encíclica Deus est caritas” de Benedicto XVII)
2.- Si debemos reducir el Mensaje de Jesús a una frase, a un slogan, este podría ser: “ha llegado el reinado de Dios”. Ese Reinado de Dios constituía una esperanza para todos los judíos. No sólo los de su época. Querían la instauración de una realidad política que pusiera de rodillas a sus opresores, que eliminara el pecado y la impureza de Israel y que lo convirtiera en el centro de las naciones. Pero Jesús no quería eso. El Reinado de Dios es, para Él, una nueva forma de relaciones entre los hombres basada en una nueva forma de relación con Dios: todos hermanos, hijos de un Dios Padre enormemente cariñoso.
Dicho de otra forma, el amor en Jesús se vuelve operativo, transgresor y totalizante. La forma de ser de Jesús es una pura transformación de la realidad a impulsos de un amor desbordante y constructor de una realidad nueva.
3.- Por lo tanto, la palabra que comunicaba Jesús, era también acción que se hacía presente. No era un mesías al uso (1), sino que estaba impregnado de Dios hasta tal punto que su vida era su palabra y su obra haciendo presente la nueva Vida de Dios.
Así, auscultando los evangelios, podemos encontrar, en su vida pública, al menos, los siguientes elementos:
a) Jesús comunicó y anunció lo que es el Reino de Dios que llega. (Mc 1,22). Y, sin lugar a dudas, el mejor resumen del mismo lo tenemos compendiado en el denominado Sermón del Monte (Mt 5-7)
b) Él compartió mesa, intereses y sentimientos con los excluidos de aquella sociedad (cf. Mc 2, 15ss; Lc 15,1; Mt 11,25ss).
c) Pero también tocó, acarició y curó, a los sufrientes, los desheredados, los solos, todos aquellos que estaban en las orillas de la sociedad, entendiendo estas acciones como señales de la llegada del Reino (Lc 11,20).
d) Después llamó a gentes sencillas para que le siguieran en el estilo de vida que emprendía y los envió a anunciar el Reino. Trató de construir con ellos una comunidad que no se rigiera por los criterios de la sociedad ( Lc 22, 25ss).
e) Por todo esto entró en conflicto con la teología judía oficial (en temas como el sábado, en qué consiste la pureza del hombre, con quiénes está Dios, cuál es el sentido y valor de la Ley...).
f) Pero también entró en conflicto con el Templo de Jerusalen y con el culto oficial, permitiéndose incluso una acción dura y comprometida: echar por tierra los tenderetes que mantenían al Sumo Sacerdote, y declarar que aquel Templo estaba llamado a desaparecer y ser sustituido por otro “no hecho de manos humanas”.
g) Por todo esto, tensó la realidad hasta hacer que lo quitaran de en medio violenta y ejemplarmente. Y esto se justificó en nombre de Dios, pero procedía de la sensación de amenaza que acompañaba a su anuncio del Dios del Reino.
h) Cuando ya vio venir el final, apostó por la esperanza hasta tal punto, que decidió celebrar una cena con los suyos. (2) En ella determinaba hasta qué punto quería estar entre los suyos y cómo había que hacer para ser de los suyos (Jn 13)
4.- Estas acciones proféticas son las que vienen a llamarse, de forma actual, compromiso. La significación de este vocablo sería la de aquella actividad que deviene necesariamente de la palabra dada. En el caso del mensaje de Jesús, la inexcusable cristalización de su vida en la nuestra o, dicho de otro modo, la forma de ser cristos como compromiso del bautizado, en este aquí y este ahora.
El amor, en Jesús, traspasa los límites de una realidad que hacía al hombre un ser dependiente y miserable. Con su capacidad de donación transforma tanto las estructuras de su tiempo, como la interioridad de las personas. No deja nada indiferente.
Esta se entendió perfectamente por los discípulos tras Pentecostés. Perdieron el miedo a las posibles consecuencias que podían sobrevenirles por seguir a su Maestro y, de forma clara, anunciaron su Mensaje. Fruto de esta nueva vida, con unos valores bien distintos de los judíos, las estructuras de relación y de opresión fueron dejando paso a otras de libertad.
b) Fundamentación teológica:
1.- La Iglesia, a través de su reflexión y su praxis, ha tratado de ir haciendo posible este reinado de Dios en la tierra. Buena cuenta de ellos la dan la cantidad de obras que se han ido realizando a través del tiempo: hospitales, escuelas, centros de acogida, casas de acogida, dispensarios, y un largo etcétera que no es ahora el tiempo de desglosar. En efecto, como dice Benedicto XVI en la Spe Salvis:”…de la esperanza de estas personas tocadas por Cristo-se refiere a los santos, o cristianos comprometidos- ha brotado esperanza para otros que vivían en la oscuridad y sin esperanza. En ellos se ha demostrado que esta nueva vida posee realmente « sustancia » y es una « sustancia» que suscita vida para los demás. Para nosotros, que contemplamos estas figuras, su vida y su comportamiento son de hecho una « prueba » de que las realidades futuras, la promesa de Cristo, no es solamente una realidad esperada sino una verdadera presencia”
2.- También en los Documentos eclesiales a lo largo de la historia, ha ido cristalizando en formas diversas. Sin duda alguna conectan con la reflexión teológica de los primeros cristianos y con los primeros Padres de la Iglesia. Este deseo de cambio y transformación humana late en los pensadores cristianos como una necesidad básica del seguimiento de Jesús. La energía transformadora de la realidad se hacía reflexión y cultura. Asía nace la Doctrina Social de la Iglesia. Podríamos decir que ella misma es la sensibilidad de los cristianos en documentos orientadores.
3.- Hoy, igual que siempre, se hace necesaria la labor de la Iglesia, de todos y cada uno de los cristianos, para explicitar el amor de Dios a los hombres, y que se transmite por medio de aquellos que han escuchado el mensaje de su Palabra. El Mensaje de Jesús no es para establecer de forma egoísta una salvación individual. Sino que debe asumir a los otros como parte de este mensaje: “¿Cómo ha podido desarrollarse la idea de que el mensaje de Jesús es estrictamente individualista y dirigido sólo al individuo? ¿Cómo se ha llegado a interpretar la «salvación del alma » como huida de la responsabilidad respecto a las cosas en su conjunto y, por consiguiente, a considerar el programa del cristianismo como búsqueda egoísta de la salvación que se niega a servir a los demás?”(Spe Salvis) Dice el Papa Benedicto XVI. Nadie se salva solo, vuelve a incidir. Nuestro mensaje queda mutilado si se circunscribe al ámbito de lo individual. Nuestra misión no es la de encerrarnos en “los privados” para buscar una satisfacción propia, ni la de conseguir un nirvana solipsista. Como nos dice el Concilio Vaticano II.”Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo”(GS 1)
4.- No podemos mirar para otro lado en este tiempo actual. No podemos dejar de conciliar vida y fe, porque si no quedaría mutilado el Mensaje universal de Salvación traído para todos los hombres y mujeres.
“Una consecuencia de lo dicho es que la búsqueda, siempre nueva y fatigosa, de rectos ordenamientos para las realidades humanas es una tarea de cada generación; nunca es una tarea que se pueda dar simplemente por concluida. No obstante, cada generación tiene que ofrecer también su propia aportación para establecer ordenamientos convincentes de libertad y de bien, que ayuden a la generación sucesiva, como orientación al recto uso de la libertad humana y den también así, siempre dentro
de los límites humanos, una cierta garantía también para el futuro”.(Spe Salvis)
5.- Por eso es necesario inventar nuevos caminos de intervención en la realidad, escrutando, mirando, percibiendo, qué es lo que hoy necesita el mundo para ser una morada de Dios y una digna morada del hombre, para que cada criatura se convierta en digna y viva dignamente:
“Para cumplir esta misión es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época a la luz del Evangelio” (GS4).
Los cristianos deben permanecer atentos a los signos de los tiempos para interpretar correctamente dónde trabajar y cómo hacerlo de forma que el Mensaje de Jesús tome carne y vigor orientando a toda la humanidad hacia Dios. Este es el compromiso. Por decirlo de alguna forma, hay que tomar hasta las paradas de los autobuses: debemos estar presentes en todos los sitios donde nos podemos encontrar con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo para hacer de la realidad, salvación. Nuestra presencia en el mundo indica una nueva forma de comprender todas las circunstancias y, para eso, tememos que, de forma decidida, construir estructuras nuevas o colaborar en las ya existentes, para que permitan a la humanidad vivir en dignidad, libertad y hermandad.
6.- No obstante hay campos en los que cada cristiano se siente como pez en el agua, porque sabe que es allí donde puede aportar la visión cristiana e impulsar, de forma decidida, el mundo nuevo que soñó el Mesías. Vamos a enumerar algunos en los que el hoy de la salvación debe darse, y esto sólo será si nosotros nos sentimos auténticos colaboradores en la re-creación del mundo:
1. La reflexión y la praxis bioética: No cabe ninguna duda de que el conocimiento científico y el dominio de la técnica aportan un beneficio inestimable a la calidad de vida de todos los hombres y mujeres. Pero no puede haber aportación técnica que no deba pasar por la reflexión ética. Es necesario estar presentes en todos los lugares donde se aborde esa reflexión, o provocar su creación, para asegurar que la técnica no se convierte finalmente en enemiga del hombre y de la vida.(Cfr. Evangelium vitae 4)
2. La familia: Hay una necesidad de volver a vínculos seguros en una sociedad inestable. Nuestra reflexión y aportaciones deben ser sugerencias en positivo, elevando el valor moral de las relaciones de afecto en la familia, de equilibrio y seguridad, frente a las teorías individualistas.
3. La economía: Caído uno de los referentes económicos con la antigua Unión Soviética, podemos caer en las redes de un capitalismo salvaje, que olvide a todos los pobres de la tierra. Necesitamos ofertar soluciones viables de desarrollo sostenible y equitativo entre todos los pueblos, especialmente los más pobres. Nos mueve el mensaje de Jesús a inventar nuevos modelos y dinamizar los viejos, para que se adecuen a los valores evangélicos del compartir. (Centessimus annus 39)
4. El mundo de la política: hay que dignificar, y participar, en el mundo de las relaciones políticas. Allí se mueven los hilos desde donde se van a tomar decisiones que van a tener repercusiones en el bien común. No nos es ajeno, ni debe asustarnos. Estamos llamados a transformar la realidad y, para esto, hay que ir a apoyar y aportar nuestro granito de arena. También en los sindicatos, en las asociaciones de vecinos, en toda estructura donde se organice el bien común, estamos llamados a participar. (Deus est caritas 28)
5. Ecología y medio ambiente: Hoy se abre paso una sensibilidad cada vez mayor por el sostenimiento de una economía que no dañe el medio ambiente. La investigación y las nuevas propuestas de solución pueden tener una vertiente cristiana si consideramos el mundo como obra de Dios y la humanidad como garante de este orden.
6. Las relaciones interculturales: desde un profundo convencimiento de la verdad aportada a la Humanidad a través de Jesús, no podemos olvidar que, en todas las religiones y culturas, se encuentra una verdad seminal. El mundo de la convivencia, el respeto y la aportación de lo propio, son un gran reto que se está planteando en nuestra sociedad.
Hay más, y probablemente tú puedas descubrir muchas más. Y seguro que el devenir histórico traerá algunas novedosas. Pero lo importante es que no nos convirtamos es agentes pasivos que sólo saben recibir. Y esta aportación es un amor hecho realidad concreta. Un amor operante, transformante y arriesgado que busca la perfección del hombre y la transformación del mundo para que sea lo que Dios quiere para el hombre. No somos mojigatos, sabemos que este amor es conflictivo porque se enfrenta a las raíces del mal, pero no nos da miedo. Otros antes que nosotros han podido hacerlo, nosotros también podremos. No tenemos miedo. (GS 39)
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