Y es que ser de izquierdas, republicano y catalán da mucho caché. No puede ir uno por ahí en alpargatas, oiga, ni en chaquetas de pana.
El hombre moderno, de izquierdas, se gasta la pasta gansa de los contribuyentes en berlinas. Un audi A-8 Limusina. Para el presidente del Parlamento catalán, que es de ERC. Casi nada. Pero es que el boato de los representantes de los obreros y trabajadores no debe deslucir en los actos públicos, o privados, entre los otros de derechas fascistas y ricachones. Que una cosa es la ideología y otra, muy distinta, la de la dignidad representativa y democrática.
En fin , ya ven, que nos remean las cachas, según el argot futbolístico. Cada vez estoy más convencido de que los señores que ascienden en política se convierten en los próceres de una nueva identidad y sacerdotes del lujo y la ostentación. Y me dan ganas de renunciar a la representatividad parlamentaria y esas cosas. Cada vez creo menos en ellos y en su limpieza en el juego político.
Pero ¿es que este coche político no poluciona, ni contamina? Debe ser que lo del cambio climático aún no ha llegado a esa izquierda. Ni la contención del gasto públio, ni la cantidad de parados que se amotonan, ni la crisis que hay. No crean que es el único. Lo que pasa es que lo han pillado. Pero una cosa es el poder y otra los representados. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo ¿les suena?
No hay comentarios:
Publicar un comentario