A ver. Me he levantado esta mañana con el ánimo subido porque se me acercan las Navidades. Como uno es creyente, además, con esto del adviento, y esas cosas, estoy en un proceso de meditación de la espera del Señor. Bien, no han sonado músicas celestiales ni yo las espero. Pero es que desayunarte por la mañana, escuchando cualquier emisora de radio, lo puede sumir a uno en el pozo de la perplejidad y casi situarlo en la cuaresma, por no decir en el viernes santo.
Esta mañana le ha tocado al bofetón materno-filial. Un señora magistrada, con toga y todo, acusa a una madre de agresiones en las que"se cumplen todos los requisitos del tipo de maltrato, aun cuando hubiese sido la única agresión cometida". Por lo visto la señora respondió con una pérdida de nervios a la afrenta de su hijo, que le mintió, se encerró en el baño, le tiró un zapatilla y, por si fuera poco,dice la señora magistrada que el chico tiene un "carácter difícil y desobediente". La madre le dió un pescozón en el cuello y lo levantó del suelo agarrándolo por el cuello. Hasta aquí la somera descripción.
Yo no apruebo la violencia, pero creo que se han pasado con la sentencia, que además se recurrió porque, para más inri, dijo el fiscal que se dió en el domicilio familiar. ¡anda!
Y se han pasado porque creo que es un despropósito ver cómo casos que socialmente son más graves y deleznables, quedan impunes, o se resuelven con penas que dan hasta risa, por no decir que a uno le entran hasta ganas de llorar.
Ya me dirán ustedes. A ver qué hacemos con lo del terrorismo, por ejemplo. O con los casos de gastos suntuarios de nuestros próceres políticos. Ya me dirán qué debemos pensar de eso. Y los profes de religión andamos metidos en problemas laborales en los tribunales. Miedo me da que se me cruce un magistrado, o magistrada, con una neurona mal colocada, o colocada ideológicamente, para que interprete torticeramente la ley. O la deje de interpretar.
No, si hay días en que a uno se le agarran unas ganas de no abandonar las sábanas que ni te cuento.
Pero voy y me destapo, porque creo que este es el mundo que nos está reclamando. Y que quiere que los cristianos pongamos un gramo de cordura en todo este embrollo. Ahí debemos estar.
Creo, en el fondo, que hay mucho interés en desviar los asuntos de lo fundamental en el ser humano. Una mujer puede abortar, no estamos planteando el tema de la eutanasia, pero pegarle un bofetón a un niño, no ¿eh? ¿Ustedes lo entienden?
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