Es una triste noticia, y quizás, anunciada. Sabemos de la situación de dificultad que están pasando los cristianos en diversas partes del mundo. Hoy le ha tocado a los hermanos católicos de rito caldeo de Irak.
El arzobispo Paulos Faraj Raho fue secuestrado por un grupo de desconocidos al terminar de celebrar misa el pasado 29 de febrero. Matarón a sus acompañantes y a él se lo llevaron. Lo han dejado muerto en cualquier lugar, sin el respeto debido a un cadaver. No respetan lo que su religión les dice que es sagrado. El deterioro que se puede vivir, incluso dentro de una religión, cuando lo que la mueve son la ira y el resentimiento, la venganza y la obcecación, puede echar piedras sobre su propio tejado.
Nuestros hermanos caldeos, cuyo rito es uno de los más antiguos dentro de la Iglesia católica, está viviendo el Viernes de Dolores en sus propias carnes.
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