Nada hay de nuevo bajo el sol. Diría la sabiduría israelita en el libro del Qohelet. Se lamentaba el sabio de la penuria humana, de la incapacidad para aprender a ver.
Hoy, tampoco, hay nada nuevo. Se repite la historia de las intransigencias. No me sorprende que sucedan tensiones entorno al hecho religioso. Sean del talante que sean. Hay mucha confusión en todo. Se invoca por público no lo ajeno a la religión, sino su oposición a alguna de ellas.
"Creemos que hay que hacer una retirada progresiva de símbolos religiosos en los espacios de ejercicio de la vida pública. Sería incoherente andar abogando por poner simbología que en definitiva es por el carácter religioso de la persona". Dijo el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, José Antonio Alonso. Vaya, vaya. A ver ¿qué significa una retirada progresiva de los símbolos religiosos? Y eso de "los espacios de ejercicio de la vida pública" ¿qué es? Porque esa frase, dicha así, podría dar lugar a una larga retahíla de sospechas.
Los cristianos, llamados a la santidad no por a Iglesia, sino por el mismo Jesús, no se distinguen de los demás hombres- y mujeres. Si, públicamente la Comunidad de los cristianos, esto es, la Iglesia, los declara santos, ya tienen suficiente. Y de sobra. Para nosotros la notoriedad puede ir a contravuelta del seguimiento de Jesús:" ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!"dice de forma explícita el Maestro. Por es no nos conmueve que pongan´, o no, una placa a alguien significativo para nosotros.
Pero lo público no se puede mover en contra de los colectivos, o intereses de estos, máxime si no agreden al bienestar general de todos, sino que van en beneficio social. Tal es lo que está sucediendo. Viene siendo habitual que, cuando se trate de un elemento religioso católico, cristiano en general, haya un barrunto de expulsión, ninguneamiento, aversión, antipatía... y voy a para por no poner es palabra excesiva a la que no debemos llegar.
Mal entendida la democracia si no se piensa que el crisol de culturas, pareceres, religiones y demás forman el conjunto de todos y que la integración y el respeto, la consideración y la armonía, forman parte de la sociedad y deben gestionarla. Los enfrentamientos son malos consejeros. Al a historia nos podemos remitir.
2 comentarios:
Hace ya demasiado tiempo que la Democracia perdió el norte...
Cuándo el parlamento hace tal ejercicio de discriminación por ideología, la Constitución y la Declaración de Derechos se convierten en mero papel higiénico en manos de estos políticos.
Es el reino de los imbéciles, como ya alguien apuntó antes que yo.
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