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martes, 5 de junio de 2018

Mi Dios y mi todo




Hoy te he visto
llevabas la sonrisa colgada al hombro,
la que me debes
y regalas
como un vínculo.

Te vi de lejos
con las tejas movidas
por el tráfico de quehaceres
y el cobijo seguro,
certero.

Presentí tu llegada
como un vaho en el cristal,
arrebatando con vientos,
susurrando con trinos
y me acurrucabas.

En la palma me llevas
tatuado en tu memoria,
cosido a tu destino,
libre de cargas
y tuyo.

Y quiero serlo así
aherrojado a tu abrazo
sostenido,
prisionero de amor
contenido
y tuyo.

Pedro Barranco©2018
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